¿Por qué más de 60.000 jóvenes postergan su educación, el salir en citas, sus carreras y otros intereses durante 18 meses a dos años para servir como misioneros pagando sus propios gastos y en lugares alejados de sus hogares?¿Por qué 18.000 esposos y padres de familia con trabajos de jornada completa pasan hasta 25 horas a la semana como obispos, atendiendo las necesidades de sus congregaciones sin que se les pague?¿Por qué millones de Santos de los Últimos Días contribuyen con el 10 por ciento de sus ingresos anuales como diezmo, y luego contribuyen con tiempo y energía cada semana en forma voluntaria como maestros, líderes de la juventud, secretarios y administradores o en docenas de otras asignaciones?¿Y qué hace que un cirujano torácico y cardiovascular de éxito, y otros profesionales de éxito, abandonen sus carreras para servir como líderes ejecutivos de la Iglesia, donde tienen que enfrentar a diario los asuntos administrativos de la Iglesia y dejar a sus familias durante muchas semanas para reunirse con congregaciones en tierras lejanas?
A primera vista, una organización que presenta tales demandas de sus miembros parecería estar condenada al fracaso.Pero una característica notable de millones de miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es su voluntad de dedicar cantidades extraordinarias de tiempo y energía a su iglesia.
“En repetidas oportunidades, los líderes de la Iglesia han expresado que la fortaleza de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se puede encontrar en el testimonio personal de cada miembro en forma individual”, dice Robert L. Millet, profesor de Escrituras antiguas de la Universidad Brigham Young, institución que la Iglesia patrocina.La profundidad de los testimonios personales de los miembros, o sus convicciones, es la fuerza impulsora que los motiva, dice Millet.
El obispo presidente, H. David Burton, uno de los líderes mayores de la Iglesia, considera que los testimonios de los Santos de los Últimos Días están basados en un sentido muy especial de identidad.“Los miembros de la Iglesia saben que viven una época en la que Jesucristo restauró literalmente Su Iglesia”, dice. “Y ésto es algo muy emocionante para ellos. Sienten apremio con respecto a la obra de la Iglesia”.
Este sentido de misión afecta a la juventud Santo de los Últimos Días que trabaja en conjunto en proyectos de servicio, o que sale a una misión donde los compañeros misioneros se ayudan mutuamente a aprender un idioma, o donde un voluntario de historia familiar aparece solo ante su computadora entrando nombres de un siglo de antigüedad en una base de datos.
El presidente de la Iglesia, Gordon B. Hinckley dijo sobre las personas que se unen a la Iglesia:
Se les pone a trabajar.
Se les dan responsabilidades.
Se les hace sentir que son una parte de este movimiento progresista que es la obra de Dios…
Pronto descubren que se espera mucho de ellos como Santos de los Últimos Días.
No les molesta.
Se ponen a las alturas de las circunstancias y les gusta.
Esperan que su religión sea exigente para que les requiera una reforma en sus vidas.
Cumplen los requisitos.
Dan testimonio de las bondades que disfrutan.
Son entusiastas y fieles.
Tales miembros han ayudado a la Iglesia a catalogarse entre las religiones cristianas de mayor crecimiento en el mundo actual
— la Iglesia tiene ahora más de 11 millones de miembros en 60 países, ha aumentado en más de 50 por ciento por década en los últimos 50 años y ha disfrutado una tasa de aumento actual de tres por ciento al año.Organizada formalmente en 1830, la Iglesia es relativamente joven.
Las historias familiares que se encuentran en los estantes de muchos Santos de los Últimos Días, contienen relatos del siglo 19 sobre conversiones, testimonios alentadores que demuestran gran reverencia hacia los miembros fundadores de la Iglesia.“El testimonio y el compromiso también tienen que ver con el recuerdo”, dice el obispo Burton. “Los Santos de los Últimos Días recuerdan a los pioneros mormones que sacrificaron virtualmente todo lo que tenían”.Factores claveLos líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días atribuyen la fortaleza de la Iglesia al “testimonio”
— la convicción profunda y espiritual, y el compromiso personal hacia la Iglesia y sus enseñanzas por parte de todos los miembros.Existe un sentimiento especial en la raíz de los testimonios de los Santos de los Últimos Días, basado en su creencia de que están participando en una restauración literal de la Iglesia de Jesucristo.Los testimonios de los Santos de los Últimos Días están alentados también con el recuerdo de los sacrificios de los primeros líderes y pioneros mormones.
A primera vista, una organización que presenta tales demandas de sus miembros parecería estar condenada al fracaso.Pero una característica notable de millones de miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es su voluntad de dedicar cantidades extraordinarias de tiempo y energía a su iglesia.
“En repetidas oportunidades, los líderes de la Iglesia han expresado que la fortaleza de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se puede encontrar en el testimonio personal de cada miembro en forma individual”, dice Robert L. Millet, profesor de Escrituras antiguas de la Universidad Brigham Young, institución que la Iglesia patrocina.La profundidad de los testimonios personales de los miembros, o sus convicciones, es la fuerza impulsora que los motiva, dice Millet.
El obispo presidente, H. David Burton, uno de los líderes mayores de la Iglesia, considera que los testimonios de los Santos de los Últimos Días están basados en un sentido muy especial de identidad.“Los miembros de la Iglesia saben que viven una época en la que Jesucristo restauró literalmente Su Iglesia”, dice. “Y ésto es algo muy emocionante para ellos. Sienten apremio con respecto a la obra de la Iglesia”.
Este sentido de misión afecta a la juventud Santo de los Últimos Días que trabaja en conjunto en proyectos de servicio, o que sale a una misión donde los compañeros misioneros se ayudan mutuamente a aprender un idioma, o donde un voluntario de historia familiar aparece solo ante su computadora entrando nombres de un siglo de antigüedad en una base de datos.
El presidente de la Iglesia, Gordon B. Hinckley dijo sobre las personas que se unen a la Iglesia:
Se les pone a trabajar.
Se les dan responsabilidades.
Se les hace sentir que son una parte de este movimiento progresista que es la obra de Dios…
Pronto descubren que se espera mucho de ellos como Santos de los Últimos Días.
No les molesta.
Se ponen a las alturas de las circunstancias y les gusta.
Esperan que su religión sea exigente para que les requiera una reforma en sus vidas.
Cumplen los requisitos.
Dan testimonio de las bondades que disfrutan.
Son entusiastas y fieles.
Tales miembros han ayudado a la Iglesia a catalogarse entre las religiones cristianas de mayor crecimiento en el mundo actual
— la Iglesia tiene ahora más de 11 millones de miembros en 60 países, ha aumentado en más de 50 por ciento por década en los últimos 50 años y ha disfrutado una tasa de aumento actual de tres por ciento al año.Organizada formalmente en 1830, la Iglesia es relativamente joven.
Las historias familiares que se encuentran en los estantes de muchos Santos de los Últimos Días, contienen relatos del siglo 19 sobre conversiones, testimonios alentadores que demuestran gran reverencia hacia los miembros fundadores de la Iglesia.“El testimonio y el compromiso también tienen que ver con el recuerdo”, dice el obispo Burton. “Los Santos de los Últimos Días recuerdan a los pioneros mormones que sacrificaron virtualmente todo lo que tenían”.Factores claveLos líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días atribuyen la fortaleza de la Iglesia al “testimonio”
— la convicción profunda y espiritual, y el compromiso personal hacia la Iglesia y sus enseñanzas por parte de todos los miembros.Existe un sentimiento especial en la raíz de los testimonios de los Santos de los Últimos Días, basado en su creencia de que están participando en una restauración literal de la Iglesia de Jesucristo.Los testimonios de los Santos de los Últimos Días están alentados también con el recuerdo de los sacrificios de los primeros líderes y pioneros mormones.
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