Las conjeturas nunca han sido una forma muy efectiva para tomar decisiones, sobre todo cuando el resultado no es en absoluto evidente. Aunque podría estar bien para las pequeñas elecciones (¿qué debo hacer para la cena?), es una terrible manera de tomar las decisiones realmente importantes (¿a qué iglesia debo unirme?). Tiene que haber una mejor manera, y la hay. Dios nos ha dado el Espíritu Santo, también conocido como el Espíritu de Revelación, para ayudarnos a tomar las decisiones más difíciles de la vida.
La revelación está disponible para todo el mundo para cualquier área de la responsabilidad que la persona tiene. Eso significa que el profeta, al igual que los profetas de la Biblia, son las únicas personas que pueden recibir revelación para toda la Iglesia. Imagínese lo confuso que sería si todo el mundo pudiera recibir revelación para la iglesia, nunca sabríamos a quién escuchar si las personas no están de acuerdo. Dios es un Dios de orden y tan sólo una persona está autorizada para establecer doctrina.
¿Qué tipo de revelación personal puedo recibir?
¿Qué tipo de revelación personal puedo recibir?
Un obispo puede recibir revelación para su propia congregación, pero no para una congregación en la ciudad vecina. Sólo su propia congregación cae bajo su campo de responsabilidad. Una presidenta de la Sociedad de Socorro (líder de la organización auxiliar de mujeres) puede recibir revelación acerca de un interesante programa para su propia Sociedad de Socorro, pero no puede decidir cómo deberían funcionar las cosas para todas las mujeres de la Iglesia en todo el mundo.
Cada uno de nosotros tiene múltiples esferas de responsabilidad. Puedo recibir revelación para mi papel como ama de casa, para mi negocio, para la manera de enseñar la lección de la próxima semana a los niños a los que enseño en la Iglesia, y para mi propia vida. Esas son las cosas de las que estoy a cargo, no de la vida de mi vecino o de toda la iglesia, sino de las cosas por las que soy responsable.
La revelación que recibimos a través del Espíritu Santo se adapta exactamente a nuestras propias necesidades. Aunque algunas respuestas son estándares porque implican verdades o patrones revelados, la mayoría son personalizadas para tener en cuenta muchos factores diferentes: nuestras personalidades, nuestras necesidades, el plan de Dios para nosotros, cómo la decisión afectará a los demás, y así sucesivamente. Es un problema complejo, demasiado grande incluso para el equipo más inteligente, pero Dios sabe todo acerca de nosotros y es capaz de poner todo ese conocimiento en conjunto en una solución perfecta.
¿Qué pasa si no me gusta la manera en que Dios responde a mis oraciones?