jueves, 17 de julio de 2014

BUSQUEMOS AL QUE ESTÁ PERDIDO

“Es importante que cada uno de nosotros medite sobre cómo se siente estar perdido y lo que significa ser un pastor ‘espiritual’ que dejaría las noventa y nueve para encontrar a la que se ha perdido. Esos pastores podrán necesitar la ayuda y la pericia del equipo de búsqueda y rescate; pero ellos están presentes, a la orden, y escalan codo a codo con el equipo de rescate para salvar a quienes tienen valor infinito a la vista de Dios, puesto que son Sus hijos”. 


“Es posible considerar el relato de Ammón (del Libro de Mormón) como un simbolismo de los líderes de la Iglesia en la actualidad, que rescatan a miembros que se han dispersado. En el mundo hay muchas influencias que, al igual que los ladrones, pueden alejar a los miembros de la buena palabra del Evangelio. Debemos estar alerta y actuar con rapidez cuando una de las valiosas almas del Señor se aleje del rebaño”.


 “…Esperaría y rogaría que cada uno de nosotros… tomase la resolución de buscar a aquellos que necesiten ayuda, que estén en circunstancias desesperadas y difíciles, y que los levantemos con un espíritu de amor para que se les acoja en la Iglesia, donde manos fuertes y corazones tiernos los reanimarán, los consolarán, los sostendrán y los encaminarán hacia una vida feliz y productiva”.



 Gordon B. Hinckley, “Una mano extendida para rescatar”, Liahona, enero de 1997, pág. 96. Véase del élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles, “Traer almas a Mí”, Liahona, mayo de 2009, pág. 112.


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