miércoles, 22 de abril de 2009

¿Robara el Hombre a Dios? - El Diezmo

La misma iglesia que hoy día responde las preguntas que hacen los periodistas sobre la máquina económica detrás de su explosivo crecimiento mundial, enfrentó interrogantes hace sólo 100 años con respecto a la inestabilidad financiera que se le acercaba.Corría el año 1898 cuando Lorenzo Snow, quinto presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tomó el cargo de liderazgo de una iglesia sumida en deudas que enfrentaba un futuro económico sombrío.Su ruego por recibir sabiduría para resolver los problemas financieros de la Iglesia dieron como resultado una respuesta directa y simple.
Diezmos.
La práctica de pedir a los miembros que den una décima parte de su ingreso anual a la Iglesia ha sido un principio desde los primeros días de su historia. Pero a fines de los años 1800, las donaciones en diezmos habían declinado en forma significativa, por lo que Snow y otros líderes decidieron volver a pone énfasis en este principio en las congregaciones de la Iglesia.
Los miembros de la Iglesia respondieron con tanta fidelidad a las exhortaciones del presidente Snow que su sucesor, el presidente Joseph F. Smith pudo anunciar en abril de 1907 que la Iglesia había salido completamente de sus deudas,” dice Richard E. Turley Jr., que está a la cabeza del Departamento de Historia Familiar e Historia de la Iglesia.
Los periodistas que analizan este fenómeno atribuyen primordialmente el éxito del activo financiero, a la visión para los negocios o al sentido común de las inversiones de la Iglesia. Pero el presidente Hinckley mantiene que la base de este progreso contemporáneo sigue siendo el mismo principio que rescató de los problemas financieros a la Iglesia hace 100 años: los diezmos.
“Los diezmos son la fuente de ingresos para que la Iglesia lleve a cabo las actividades que se le han mandado,” escribió el presidente Hinckley en 1989. En un discurso que dio en 1991, agregó: “Tenemos algunos negocios de nuestra propiedad que producen ingresos, pero las utilidades de ellos mantendría a la Iglesia sólo por un breve tiempo. El diezmo es la ley financiera del Señor… cuando todo se haya dicho y hecho, la única riqueza de la Iglesia estará en la fe de su gente”.
La práctica del pago de diezmos no se origina con los Santos de los Últimos Días. El término aparece en el principio del Antiguo Testamento, en Génesis, capítulo 14, y en Génesis 28:22 el profeta Jacob promete a Dios “De todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”.
En el Antiguo Testamento el profeta Malaquías escribió deliberadamente: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. ¿Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición: porque me habéis robado… Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa”. (Malaquías 3:8-10).
Como le dijo la estrella de la NFL Steve Young, lanzador de de fútbol americano y Santo de los Últimos Días a Mike Wallace, del programa de CBS60 Minutos en 1997, “La verdad es que no miro ese dinero como mío… Es el dinero del Señor y, en efecto, estaría robándole a Él si no lo pagara (el diezmo)”.
Fuente infosud

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