El yugo es un madero que se coloca en la cabeza de los bueyes para uncirlos (atarlos). Se usa desde los tiempos más remotos, especialmente en tareas rurales. No es muy pesado, ya que su propósito es mantener unidos a los animales.
Algunos profetas y el mismo Señor Jesucristo, lo usaron como símbolo para ilustrar sus enseñanzas. Así encontramos más de 40 referencias en las escrituras.
A veces lo mencionaron como advertencia, para no “llevar un yugo de hierro” (Deuteronomio. 28:47-48), por desobediencia o como consecuencia de rebeldías. (Lamentaciones 1:14)
Pero también fue usado como consejo: “Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud”, (Lamentaciones 3:27), y de esperanza y recompensa, como cuando Jehová se compadeció de su pueblo obstinado y alzó “su yugo de sobre su cerviz... con cuerdas de amor”. (Oseas 11:4)
Isaías enseñó que el ayuno, “desata las ligaduras, suelta las cargas” y rompe ”todo yugo” que oprime. (Isaías 58:6)
Entre los discípulos del Señor, Pablo fue el que mejor interpretó el significado del símbolo, cuando advirtió al pueblo de Dios “no estar otra vez sujetos al yugo de esclavitud” y recomendó estar siempre “firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres”. (Gálatas 5:1) Fue aún más ilustrativo cuando enfatizó a los santos en Corinto, no unirse “en yugo desigual con los incrédulos... porque ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas?” (Gálatas 6:14-15)
Los primeros años de esta dispensación, fueron de gran persecución. En ese tiempo, el Profeta José Smith estando preso en la cárcel de Liberty, oró al Padre para que aceptara “esta casa... que mandaste edificar”, (templo de Kirtland), y le imploró “un cabal y completo rescate de este yugo de aflicción... quítalo por tu poder del cuello de tus siervos”. (Doct. y Conv. 109:33,47)
Finalmente llegamos al modelo incomparable, cuando el Salvador lo utilizó para invitarnos a ser sus discípulos:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;
y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
(Mateo 11:28-30)
Existen dos clases de yugo:
1) El de la esclavitud, símbolo de la opresión y consecuencia del pecado y la desidia y
2), el yugo de Cristo, símbolo del verdadero discipulado.
Es de sabios llevar el yugo del Señor porque es “fácil y ligera su carga” y aprendemos a “ser mansos y humildes de corazón”. Además se nos garantiza que “aliviará las cargas (que otros) impongan sobre (nuestros) hombros”. (Mosíah 24:14-15)
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