Cuando Jesús estuvo frente a Satanás, éste tratando de someter a Jesús a sus antojos, de una manera muy sutil y astuta, le insinuaba; "prueba quién eres". Jesús, demostrando su total conocimiento de su identidad, le dijo:"No debes tentar al Señor tu Dios". El era consciente de quién era, el Hijo de Dios; no tenía que demostrar a su enemigo ese conocimiento de si mismo, no le inquietaba lo que pensara Satanás de El para demostrar quién era; su amor propio estaba basado en ser consciente sobre ello. Satanás, lo único que buscaba, era que Jesús se sintiera dominado y traicionado por el ego, vendiendo así su verdadera identidad y quedando a merced de las antojadizas "pruebas", esto implicaba a la vez caer en el poder y adoración a Satanás.
Nuestro amor propio no debería basarse en la aceptación o "pruebas" de otra persona o personas, sino; está en aprender un principio fundamental, que somos hijos de Dios. Un hijo de Dios busca en primer lugar la aprobación de su Dios, puesto que Dios nunca dejará de amarnos, entonces, ¿a quién debemos amar en primer lugar?
Cuando sentimos autorespeto, también sentimos que todas las personas deben ser respetadas, porque también son hijos de Dios, el autorespeto genera una cadena de paz. Lo mejor que le puede pasar a este mundo, y le dará la paz, será cuando podamos tomar consciencia de que no somos menos que hijos de Dios, entonces, todos tendríamos que ser hermanos, luego estaríamos mas preocupados de no bajar a un nivel inferior.
Ejemplos de la pérdida del amor propio se puede ver en algunas personas, quienes para tener aceptación de un grupo, se someten a las pruebas del grupo, las cuales suelen ser para rebajar el respeto, así vemos los anillos en la orejas, los tatuajes, vestirse en forma inmodesta, participar de acciones como pintar garabatos en las calles; todo ello nos muestra la pérdida del amor propio, por consiguiente a su entorno.
Sucede también en las parejas, cuando buscan someterse el uno al otro sin saber que están dejando de respetarse. Los suicidios de jóvenes por no ser correspondidos a sus sentimientos, esto es falta de autoestima, por desconocer una verdad fundamental, "ser un hijo de Dios", nada menos que ser hijo del Creador y Gobernante del Universo.
Podemos comenzar a ser conscientes de ello, al ver nuestra propia imágen, somos semejantes a El, por lo tanto; llevamos dentro, enormes capacidades de sobreponernos a todo y de sentir ese mismo amor que Dios tiene. El amor comienza por nosotros mismos, de otra forma, sería ir por algo que en realidad nos falta, pudiendo llegar a caer en la dependencia de alguien o algo.
Los mandamientos son enseñanzas profundas que resumirán todos los tratados que se hagan de sus principios, "ama a tu prójimo como a tí mismo".
¿Cómo podré amar a alguien, si no me amo a mí mismo?.